El teatro Sánchez-Torra, primer acto

Tras una muy larga espera, empieza a abrirse lentamente el telón y en breve aparecerán los actores principales. Los espectadores aguardan impacientes y se preparan para contemplar la representación. Por fin, comparecen ambos protagonistas que comparten por primera vez proscenio. A punto está de empezar el primer acto.

Hasta aquí serían los prolegómenos de cualquier obra de teatro con un cartel atractivo, y las expectativas y entusiasmo propios que genera entre el respetable.

Pero a diferencia de ello, en esta función el escenario en el que debutaron y departieron Sánchez y Torra fue el palacio presidencial de la Moncloa, a la cual asistió escaso público. Si se generaron expectativas políticas y sociales lo fueron acompañadas de incertidumbre y recelo acerca del fruto de las conversaciones. Y en cuanto a entusiasmo, más bien exiguo.

En cualquier caso, la cumbre no fue más que una puesta en escena de la reanudación de la toma de contacto entre los principales interlocutores de España y Catalunya tras varios años de vacío; una ceremonia de normalización institucional tan necesaria como obligatoria, y que ha de recuperar la comisión bilateral Estado-Generalitat. A partir de ahí, se han ido derivando toda clase de posiciones, criterios y conjeturas.

Los afines a los planes -fuera de bambalinas- del actor catalán se habrán sentido más bien traicionados y frustrados tras la reunión -algo por otra parte esperado-.

Los detractores del actor madrileño (PP y C's) se han armado de toda clase de argumentos para censurar radicalmente la decisión de aperturar las vías de diálogo entre Gobierno central y Generalitat -aún cuando ha de ser la norma habitual y no la excepción-, y acusarle de ceder a las pretensiones independentistas. Todo ello producto de la (interesada) intolerancia de uno y otro lado.

Acabó la primera función y se cerró el telón. Estaremos expectantes ante la previsible siguiente cumbre Sánchez-Torra 2.0.