'Salvados' y la granja de los horrores

El programa de Salvados centrado en la industria porcina inundó las redes sociales de polémica. Unos se indignaban defendiendo que el programa mostraba un área de recuperación sanitaria y no una granja. Pedían tranquilidad asegurando que esa carne no iba a llegar a nuestros platos, como tampoco podían hacerlo los antibióticos.

Los otros son los olvidados. Porque dejémoslo claro, que la televisión, con mayor o menor intención, manipula, es algo que todos asimilamos. No se trata de si la razón la tenían los que se preocupaban por su salud o aquellos que veían imposible que esa carne fuese a ser destinada para el consumo.

El error está en que el programa sobre la toxicidad de los alimentos era otro. El uso al que destinasen esa carne y el exceso de antibióticos eran dos argumentos de apoyo, no los principales. El tema central, era el sufrimiento. Sin embargo, el debate acerca de los derechos de los trabajadores apenas vio la luz. El del sufrimiento, cuya existencia ninguno de los dos bandos mencionados negaba, solo fue tratado por una minoría y algunas asociaciones animales. Lo importante era que esos cerdos existían, dentro o fuera de la ley y con independencia de su destino.