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Oído, Marchena...

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zentauroepp48606284 graf7389 madrid 12 06 2019 fotograf a de archivo 12 02 190612204247 / Emilio Naranjo

El presidente del tribunal que juzgó el independentismo catalán ha dejado ver cuál va a ser la sentencia, con anticipación a la misma, sólo terminando el mes de junio de 2019.

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No hay necesidad de calificarlo: sus posturas megalómanas no las ha disimulado.

El Tribunal Supremo dirigido por él ha mostrado que no será imparcial, desde que permitió, saltándose la posibilidad de la segunda instancia a la que tendrían derecho los acusados, de ser juzgados primero en Catalunya. Desde aquel momento se demostró que aquellos que decían que la sentencia ya estaba escrita tenían razón.

Señalarle defectos al personaje sería lo fácil, hay posturas de las que se tienen menos culpa, y de él nos abstendremos de sumarnos a decir que es un maleducado, que no sería total deficiencia propia, cuando ha demostrado ser por su cuenta un "mal-aprendido" consumado, de insoportable soberbia, de indigerible adulación hacia el oponente, para después impedir cualquier contradicción, y exigirle su silencio.

El supremo de su sala lo compondrían siete magistrados, si no fuera porque por su talante, mejor deban contarse como Marchena y otros seis. Y muchos no solamente sospechan que lo que impone Marchena es causa de una arrodillada unanimidad.

Pero, estando tan a punto de hacer un monumental ridículo en el mundo, con según qué sentencia, conviene mucho que tal magistrado sea tan inteligente como cotidianamente se ha mostrado, porque un megalómano como él, siempre preferirá el reconocimiento universal, al aplauso, aunque respetable, de la claca española. Y siendo así, no dudará elegir entre ser el héroe que absolvió al chapucero que condenó. Y a todos, de carambola a Cosidó, nos habrá callado la boca, ¡sabe hacerlo!

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