La biblioteca del Dipósit de les Aigues, una joya inacabada

La biblioteca de Dipòsit de Les Aigues de la Universidad Pompeu Fabra para mí es una auténtica joya de la arquitectura y del interiorismo, que así como la reputación académica de la Universidad, ha logrado una fama internacional, gracias al talento y a la capacidad creativa de nuestra sociedad que ha sabido invertir en sectores estratégicos a lo largo de los años.

Particularmente creo que las bibliotecas son un espacio vital para el bienestar de la sociedad, pues funcionan como un centro terapéutico donde las personas que allí entran saldrán cualitativamente mejor, además con un mayor capital intelectual, algo que debe ser deseado para toda la sociedad.

Pero como de costumbre, cada día cuando salgo de casa hago un pensamiento positivo para encontrar un sitio libre en esta biblioteca, pues como en cada final de trimestre la saturación dificulta hallar un puesto libre, es algo así casi como una lotería, muy frustrante.

Pocas personas son conscientes de que las obras de remodelación de la biblioteca han quedado a medias, o mejor, a dos tercios, es decir, de todo el edificio, solamente se ha concluido dos partes de la obra. El otro tercio que representa aproximadamente unos 200 lugares más, se puede observar claramente tras unos cristales como yacen en el total abandono desde hace 25 años.

Tanto el rector Jaume Casals como la directora Montserrat Espinós me han contestado que infelizmente la Universidad no dispone de los fondos para la conclusión de la obra, quizás porque hace apenas dos años la Universidad ha inaugurado otra joya de la arquitectura, el nuevo edificio Mercè Rodoreda que está justo al lado de la biblioteca en el Campus Ciutadella.

La obra la firma el arquitecto Juan Navarro Baldeweg, es una verdadera preciosidad que toca averiguar si también allí no queda un tercio de las obras pendientes de acabar.