"El nacionalismo ha decidido que no se puede ser catalán y español"

Tengo 40 años y he nacido en Catalunya, mis hijos también. Me considero catalán, español, europeo y ciudadano del mundo. Mis padres llegaron a Catalunya hace más de 50 años. He crecido alejado de los nacionalismos y he vivido con absoluta naturalidad, casi sin ser consciente de ello, una identidad integrada por dos sentimientos. Soy una mezcla de dos culturas que se fusionan, que se diferencian en unas cosas y son idénticas en otras, pero que se integran en mi persona a la perfección formando una sola. Orgulloso de ambas, me resulta imposible prescindir de una o de la otra, no sabría cómo hacerlo, ¿acaso un hijo puede escoger entre un padre y una madre?

Yo no he cambiado en nada, pero recientemente las cosas sí han cambiado a mi alrededor. El nacionalismo catalán más radical se ha apoderado de la mente de muchos y el fanatismo ha sustituido al razonamiento. Unos cuantos han decidido que no se puede ser catalán y español, que lo catalán es bueno y lo español es malo por definición.

Y llegados a este punto, yo me pregunto si el independentismo es consciente de lo que su opción implica para la mitad o más de los catalanes que no la compartimos. Si se lo han planteado y les es indiferente me parece una actitud tan egoísta como reprochable, yo jamás me atrevería a exigir a alguien que renunciase a su lengua, su cultura y sus raíces. Si ni siquiera se lo han planteado, les recomendaría un ejercicio de empatía, pónganse en mi lugar y experimenten el dolor de sentirse extranjero en la tierra que te vio nacer.

Esa es la única opción que me ofrecen, porque, como he dicho antes, para mi dejar de ser español no es una opción, es un imposible, igual que tampoco lo es dejar de ser catalán. Supongo que en mis últimas palabras será en lo único en lo que estemos de acuerdo, lamentablemente.