"Mi madre camina hacia el alzhéimer a pasos agigantados pero no se reconoce como dependencia"

Desde finales de agosto de 2018 mi madre reside en Barcelona en una residencia privada porque no puede acceder a una residencia pública. En enero de este año se le hizo una evaluación para verificar su grado de dependencia. Como hija asistí a esta entrevista/evaluación y comprobé que prácticamente todas las preguntas hacían hincapié en el aspecto físico.

No se valoró el deterioro cognitivo que tiene: no sabe llevar un control básico de sus cosas, guarda alimentos por los armarios, sabe leer pero no comprende nada de lo que lee, es incapaz de interpretar las noticias diarias por mucho que vea la televisión, no recuerda que se tiene que cambiar de ropa, hay que recordarle que es hora de comer o de cenar, no puede ir sola a ningún sitio porque no sabe volver, no reconoce a sus nietos, y un largo etcétera.

Mi madre camina a pasos agigantados hacia el alzheimer pero eso no se reconoce en los grados de dependencia hasta que está bastante avanzado, y por lo tanto no tiene derecho a ningún tipo de ayuda ni tampoco puede estar en la lista de espera para acceder a una plaza pública.

Todas las personas, familia, personal de la residencia, etcétera, nos damos cuenta de su deterioro, pero el resultado de la valoración es un Deterioro Cognitivo de Grado 1.

Las residencias privadas en Barcelona son carísimas pero ella no puede vivir sola, necesitaría una persona las 24 horas y estas personas, en su mayoría, no están cualificadas para atender a enfermos de estas características y los profesionales geriátricos son igual de caros que una residencia privada.

La respuesta que se me ha dado es que espere seis meses para pedir otra valoración.

En el año 2019 sigue existiendo el "vuelva usted mañana".