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Johan Cruyff llega al cielo

El Cielo. Crónica de nuestro enviado especial.

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Johan Cruyff llegó, por fin, al Cielo. Tras unos días de espera en que se desataron toda serie de rumores, debido a que la escasa información que el gabinete de San Pedro facilita tampoco aclaraba nada, se disiparon las dudas. Cruyff ya está entre nosotros. Pero la espera fue larga; los primeros rumores le situaban en la antesala del infierno, aunque, ante la inquietud generada, el propio San Pedro se encargó de desmentir sin dejar duda alguna; y es que, cuando uno ha sido un dios terrenal, tiene el cielo ganado por derecho (con algunas excepciones que merecen una corta estancia en lo que aquí se llama “purgatorio” o “sala de la humildad”). Por tanto, el semidiós Cruyff, tarde o temprano, aparecería por la Gran Puerta.

No obstante, aunque San Pedro fue contundente, se le vio nervioso ante el alud de preguntas en torno a la cuestión. Según fuentes de su círculo más íntimo (los famosos “once de San Pedro”) parece que hubo un pequeño incidente en el encuentro de Cruyff con Nuestro Señor Todopoderoso. Cruyff, desconocedor de que en el Cielo su condición terrenal de semidiós desaparece, pretendía cruzar la Gran Puerta sin dar las explicaciones pertinentes al Señor sobre ciertos asuntos terrenales que requerían del arrepentimiento a que se somete cualquiera que cruce la Gran Puerta, tuviera la condición que tuviera en la Tierra. Pero también fuentes menos fiables hablaron de que, aunque con un tono muy respetuoso, Cruyff había pedido explicaciones acerca de ciertos episodios de su vida. En fin, era en parte lógico pensar que su llegada generaría cierta polémica como la de tantos otros semidioses terrenales al cruzar el umbral.

Pero una vez cruzada la Gran Puerta, la alegría entre los cientos de miles que le esperaban ha sido indescriptible. La comitiva la encabezaba Manus, su padre, que había llegado al Cielo cuando Jopie (así le llamaba en la corta estancia en que coincidieron en la Tierra) contaba con solo 12 años. El abrazo fue eterno. Detrás estaba Nel, su madre, su segundo padre y familiares varios que aguardaban su turno. Entre los invitados a la recepción se vieron muchas caras conocidas, como sus entrenadores Vick Buckingham y Rinus Michels, su compañero Toni Torres, que fue su capitán en su primer año en el FC Barcelona, 'Papi' Anguera (que le tenía preparado un par de botas y un equipo completo), Faas Wilkes, George Best, Armand Caraben, Michael Van Praag, Theo Stolz, Sir Stanley Rouss y tantos otros que influyeron en su vida. Sorprendió la presencia de Karl Marx (al que muchos creían en el infierno), que acudió de la mano de Manolo Vázquez Montalbán con Ladislao Kubala, Sándor Kokcis, Andreu Merce Varela, Álex Botines y Terenci Moix.

Así a primera vista, se echó en falta a Hennes Weisweiler, que también fue entrenador suyo. Al momento de cerrar esta crónica, el partido de leyendas, auspiciado por Alfredo Di Stefano (que fue el único que acudió con un balón de fútbol) estaba a punto de comenzar, con todas las localidades reservadas.

Bienvenido al cielo, Johan.

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