Ya no quiero la independencia

Aun manteniendo el deseo de que algún día este país (España) sea lo suficientemente maduro y democrático como para dar la voz real al pueblo y este pueda decidir si Catalunya quiere seguir formando parte de España o un país independiente, en estos momentos ya no quiero esa independencia.

Si en su día expliqué el por qué no voté en el referéndum que creí una estafa al no habernos explicado ni qué modelo de país queríamos construir, ni qué sería intocable o no (como sanidad, formación, vivienda o trabajo), ni  absolutamente nada de nada más allá de ser sumisos a los "antisistema" de la CUP. Ahora me da realmente miedo que la Catalunya que queríamos  aquellos convergents que apostábamos por echar a los corruptos del partido y mantener la línea que el mismo nombre significa (convergencia), esté gobernada por el caos de los CDR y la propuesta de desobediencia de la CUP.

Deberían buscar una isla remota, un lugar apartado de todo y formar allí esa república bananera que proponen construir a base de vandalismo, desorden público y destrucción de lo ajeno. Crear allí su república basada en la ley del más gamberro, crear allí ese país de caos que está claro que sembrarán cada vez que no estén de acuerdo con lo que democráticamente se elija en el Parlament o con leyes orgánicas.

No, no quiero ya la independencia, y espero que los que como yo se sienten huérfanos de partido tras la muerte de Convergencia  una vez convertida para siempre en Mr. Hyde, se manifiesten también y abandonen ese monstruo o Frankenstein llamado PDCAT o  CRIDA o JuntsXCAT o cualquier otro injerto político que se les ocurra.

Ya no voy a ser más paciente esperando ver algo en ellos que se asemeje a la filosofía de los políticos honrados de Convergència (que los había y muchos). Ya no quiero saber más de nada que genere conflicto y que se asemeje cada día más a esos otros partidos (naranjas, azules, rojos, verdes, etc) y que crean que solo vale tirar de la cuerda hasta que esta se rompa y haga daño a quienes no tenemos cómo defendernos de toda esta debacle política.

Una última petición a todos ellos: nunca, nunca más me contabilicen cuando se les llene la boca hablando de "la mayoría de los catalanes". Quizás deberían comenzar a hacer una casilla más en el quesito de las estadísticas y dejar un espacio para aquellos que aunque nos gustaría un país propio y no odiamos a España, ni siquiera a esos que nos odian sin conocernos.