La impunidad de la banca gracias a la connivencia con el poder político

La banca se ha ganado a pulso su déficit reputacional, y ha demostrado que su prioridad no ha sido proteger a sus clientes. Entre muchos abusos cometidos citaré solo cuatro. El primero es la colocación masiva de las preferentes a personas jubiladas, que originó un corralito de 30.000 mil millones de euros a un millón de personas en 2011. Muchas sufrieron pérdidas importantes en los ahorros de toda una vida, un dinero que no recuperarán nunca.

Las malas prácticas ejercidas también en las "hipotecas inversas", eufemismo que sustituye a "la compra de la nuda propiedad" de viviendas en manos de personas de avanzada edad, muchas veces con información sesgada, ha hecho que sus casas las estén tasando con devaluaciones hasta del 90% de su valor de mercado y a espaldas de sus familiares.

La asimetría de información de la banca hacia sus clientes es notoria también en los fondos de pensiones, un producto que se empeñan en colocar con campañas millonarias antes de final de año. Claramente, el más beneficiado es el banco, ya que en muchos fondos el cliente pierde parte del capital invertido, y los intereses son inexistentes por las comisiones que cobran. Por último, la maniobra especulativa de la burbuja del alquiler, en la que también cooperan inversores españoles, está perjudicando a miles de personas que no pueden acceder a una vivienda con un alquiler razonable.

La falta de integridad de los gestores financieros, junto a la nula supervisión de los reguladores, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ha motivado que la banca española sea la más desprestigiada de Europa. De manera incomprensible, el banco de España ha escapado del foco de los medios y de analistas miopes que solo miran por las empresas del IBEX. Ambas instituciones, lejos de supervisar los mercados y los bancos, han actuado en connivencia con ellos para protegerlos. Su alianza con el poder político les ha permitido salir impunes de todas sus tropelías. Ojalá que el caso Bankia sea la excepción y su resolución judicial les haga volver a la prudencia, si es que alguna vez la tuvieron.