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Hacer oídos sordos, el lema del mundo

Dues alumnes segueixen una classe sobre multiculturalitat a la Universitat Catòlica de París.

Dues alumnes segueixen una classe sobre multiculturalitat a la Universitat Catòlica de París. / REUTERS / CHRISTIAN HARTMANN

Hoy en día, casi todo el mundo se hace el héroe ante los ojos de los demás: ¿pero lo realmente importante qué es? ¡Aparentar! Sobre todo con respecto al tema de la inmigración.

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Todo el mundo parece estar en contra de la violencia, con la idea de que no se puede ser tan cruel hacia dichos colectivos extranjeros. Hay que entender la situación. Ese pensamiento o actitud, por lo que concierne a los migrantes o a cualquier otra persona considerada "diferente", deja de tener validez a la hora de solucionar el problema o de hacer algo: nadie levanta un dedo y todos hacen oídos sordos o como si no vieran nada.

El problema es que las personas no pueden oponerse al pensamiento general, por muy equivocado que sea, porque tienen miedo a ser consideradas diferentes y a ser juzgadas, dado que lo diferente se ve como peligroso.

Según el pensamiento general, solamente se puede controlar algo que se conoce y por eso lo desconocido asusta. Esto porque nuestra sociedad, desde chiquitos, nos enseña a adoptar modelos conductuales: las niñas juegan con muñeca, los niños con camionetas; por tanto, invertir ese orden no está bien. Lamentablemente, ese pequeño comienzo desde la ideología de género se va transformando con el tiempo en intolerancia hacia lo diferente: "diferente" concebido como algo no conforme con lo establecido por la sociedad.

Sinceramente, yo viajé mucho, visité muchos países y lo que vi siempre fue un pueblo unido que trabaja en colectividad, mucho respeto y generosidad, a pesar de la multiculturalidad que los caracterizaba a todos, y me pregunté: ¿por qué en Italia eso no funciona? O sea, ¿es posible que Italia sea el único país que se queja de la diversidad, mientras que en los demás países se ve como algo con lo que se puede convivir sin problemas?

Todo eso pasa porque en las demás naciones, desde la infancia, se educa en valores y en el respeto del prójimo, enseñando a conocer lo que se desconoce, sin basarse en prejuicios o ideas preconcebidas. Dichos valores en Italia no se aplican, sino que se razona más según el dicho "Dime de dónde vienes y te diré quién eres".

En cambio, la vida no es así, todos somos iguales, independientemente de donde vengamos: somos seres humanos y, como tales, tenemos que acoger, ayudar, respetar, relacionarnos con nuestro prójimo para poder ser un pueblo unido y más abierto y dispuesto a aprender de lo nuevo. 

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