Geología de la resistencia

Los paisajes existen según la percepción subjetiva de quien los observa. Toda su razón es variable. Por eso se trata de un concepto que debe de trasmitirse para que aprendamos a valorar las consecuencias de la acción humana.

Todos los caminos tienen una historia que contar, una reflexión íntima sobre las esencias de la dependencia de los seres en tiempos de ahogos. Son poesías, como rocas que giran y se envuelven para proteger unos versos que quisieran ser cobijo desde donde combatir los miedos que nos acechan.

De ahí que los ecos del presente resuenan en nuestro pasado más cercano, y en medio del tumulto surge, para retratar la actualidad, la resistencia, que mira la vida profunda para exigir viejos derechos civiles que vuelven a verse seriamente amenazados.

Los tiranos del mundo en su poder de vigilancia padecen el síndrome de debilidad próxima, no tienen conocimiento alguno de la gente que vive en la tierra que los circunda; en el terreno son ciegos, no saben escuchar, desprecian ese valor por considerarlo superficial. Antes eran déspotas malvados, pero también vecinos, gente sujeta al dolor. Éste ya no es el caso, y a la larga, esto será fatal.

Aunque es muy difícil hacer justicia y llegar a cierta democracia con clases tan acomodadas y que van obteniendo mayor poder y riqueza a partir de su guerra fría particular y divisoria, resulta sorprendente que otras voces vayan inventando nuevas maneras de defender que el presupuesto ha de repartirse entre todas las partes, invocando además, a la memoria, ese acto que se incrusta en lo más hondo y nos ofrece el coraje necesario para contar historias que nos hablen de todo lo que se ha conseguido y de todo lo que aún queda por hacer.

El filósofo del arte, John Berger, confiesa dudar de que una buena obra pueda cambiar la sociedad, pero admite que puede ofrecernos esperanza. Resistir es ese ejercicio de vergüenza que coloca a la conciencia social en el centro del asombro. Con la esperanza y el coraje, forman el componente geológico para luchar por una vida mejor, y junto a la compasión, alcanzan el grado más extremo. Algo así pasa al oír a Pete Seeger, Violeta, Chico Buarque, Zitarrosa, Piaf, la negra Sosa, Paco Ibáñez, Lénon, de André o Falsterbo.