La Filadora y la solidaridad

He leído que Barcelona En Comú destina la diferencia del sueldo que cobran sus cargos públicos electos con respecto al establecido en su código ético, que no debe superar los 2.200 euros mensuales, al desarrollo de su programa social La Filadora, que este año alcanza su segunda edición. Es un hecho insólito, y no suficientemente difundido, en una formación política que, cuando accedió al gobierno del Ayuntamiento de Barcelona, planteó una bajada de sueldos que fue rechazada por el resto de grupos políticos.

Aportarán 174.500 euros para el desarrollo de seis acciones de ciudad y 16 de barrio que permitan fortalecer el tejido social. Pueden optar al programa entidades y movimientos sociales que propicien una ciudad más justa y solidaria.

En tiempos de corrupción, recortes en presupuestos sociales y situaciones de vergonzosas desigualdades es gratificante y esperanzador ver ejemplos como este. En proyectos de ciudad, las entidades pueden obtener hasta 15.000 euros, y 4.500 en los de barrio. El plazo es hasta la primera semana de abril y la publicación de la resolución se hará en la primera quincena de mayo. El proceso de selección debe ser minucioso y transparente para rebatir posibles acusaciones de clientelismo por parte de alguna formación política que pretenda devaluar la decisión de Barcelona En Comú de autoimponerse un tope salarial.

He tenido la oportunidad de conocer el proyecto de uno de los seleccionados en 2017, el Espacio VOZES Músicos por la Paz y la Integración que ofrece formación musical a niñas y niños de 10 escuelas de Bon Pastor y Baró de Viver.

Felicidades, pues, por iniciativas como La Filadora, y que cunda el ejemplo.