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La falsas promesas del Gobierno

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zentauroepp40626782 rajoy171021140320 / JUAN MANUEL PRATS

La incredulidad en España es un mal general. Desgraciadamente, ya le hemos cogido la medida a este desastre que tenemos por Gobierno. El programa electoral que prometieron cumplir, ha sido y sigue siendo, como la manzana envenenada de Blancanieves.

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Llegaron a la Moncloa porque nos tendieron una emboscada que ahora les está haciendo caer en sus propias redes. Transmiten a los ciudadanos una sensación más que evidente de que no saben por dónde andan y que destrozan más que arreglan. Cuando para ellos empieza la cuenta atrás de su mandato, somos muchos los que tachamos en el calendario los días de calvario ya vividos en su actual legislatura. Al Ejecutivo le crecen los enanos en un circo en el que la cifra de desempleo sigue siendo escalofriante, por mucho discurso triunfalista y ristra de cargantes cifras que nos quiera meter por los ojos la Ministra de Empleo. Esta es una de tantas razones por las que los payasos que están ahora bajo la carpa, no hacen reír a nadie. 

Ya hundidos en el fango de sus promesas incumplidas, cambian de rumbo sus estimaciones, sosteniendo que la enfermedad de España es más grave de lo que esperaban y que el tratamiento aplicado por los responsables en la legislatura anterior, provocó la gangrena que ahora la hace agonizar. Este es el argumento base utilizado por el actual Gobierno para seguir cercenando los derechos de trabajadores, empobreciendo a los pensionistas y coagulando los subsidios a los parados mayores de cincuenta años, a los que exiliaron del mercado laboral con sus crueles e injustas reformas. 

Es repulsivo estar representados por políticos embusteros que prometen lo que jamás cumplirán. Merecen ser repudiados, excluidos de la política de por vida, porque el programa electoral es un contrato con tus ciudadanos. Como en otros ámbitos de la sociedad, el incumplimiento del mismo, debería provocar su cese inmediato en el cargo.

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