Catalunya debe votar

Como no opinar de la situación que se está viviendo en Catalunya y en España estos días, sobre la reacción del Estado frente la amenaza de un referéndum y del derecho inalienable de autodeterminación de un pueblo, recogido en el Pacto Internacional de Derechos Humanos y numerosas veces apoyado por la Organización de las Naciones Unidas, que está siendo destruido y pisoteado en una Europa que se autoproclama democrática y solidaria.

La corriente antidemocrática que ha tomado la reacción española es peligrosa y espantosa, el poder jurídico ha tomando de facto las funciones del Poder Ejecutivo propio del Gobierno. Inútil recordar que España es uno de los pocos países, supuestamente democrático, si no el único donde el Tribunal Constitucional pueda decretar sentencias de carácter sancionador contra personas físicas, cuando en un marco político democrático sus poderes son limitados en el juicio de una singular ley para determinar si es o no es costitucional. También es inútil recordar que la ley en sí misma no es sinónimo de democracia; las leyes existen mucho antes del sistema democrático, las primeras leyes como tales, conocidas hoy en día, son el Código de Hamurabi, escrito en el 1750 a.c., en la antigua Mesopotamia y, a parte su gran valor histórico, no son democráticas.

Democracia, esta palabra tan amada en estos días está bien recordar que significa, es bien recordar que tiene un significado muy sencillo aunque pueda tomar muchísimas formas, pero básicamente es que el poder reside en el pueblo. Aqunque haya formas de trasferir este poder a instituciones y representantes, el poder sigue siendo del pueblo. En todos casos, el poder jurídico no es democrático y no tiene que serlo, pero es bien saber que el poder jurídico tiene sus fundamentos en otros principios, indipendientes de los otros poder, ahora mismo estamos viendo como un poder jurídico no democrático, esta siendo utilizado por un gobierno facista.

Soy europeo y no podré votar pero tomaré partido, Catalunya tiene que votar y más que nunca luchar para su propia autoderteminación.