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Carta de un lector: "La noble realidad de los servicios de urgencias"

Carta de un lector: "La noble realidad de los servicios de urgencias"

Elisenda Pons

Javier Ruiz

Con independencia de la protesta tan generalizada como bien argumentada de los profesionales de la salud en la gran mayoría de comunidades españolas, de que el modelo de asistencia sanitaria tiene fisuras y de que un alto porcentaje de esos profesionales de la salud están próximos a la jubilación, hay una realidad concreta y específica dentro del sistema de salud que afecta al cien por cien de los hospitales públicos, privados y concertados: los servicios de urgencias.

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La necesidad social de los servicios de urgencia para nadie es cuestionable; esa necesidad es 24/7. Ningún agente social, ningún profesional de la salud, ninguna Administración pública sanitaria niega esa realidad. Sin embargo, ¿cuál es la realidad de los servicios de urgencias? ¿Son adecuados en número los profesionales de la salud que atienden a los pacientes? ¿Son adecuados los recursos físicos en cuanto a estructura y a dispositivos asistenciales?

La respuesta, por ser obvia en ambos casos, no merece respuesta. Los médicos que trabajan en los servicios de urgencias prolongan su jornada más allá de las 12, 18 o 24 horas. Los enfermeros, auxiliares de enfermería, técnicos, camilleros, administrativos …, se ven moralmente forzados a doblar por la carencia de profesionales.

En ese contexto, la incomprensión de los que miran desde fuera los servicios de urgencias es alta; por las direcciones hospitalarias (“cómo es que hay retraso en la asistencia”), por otros profesionales que duermen en casa (“a quién se le ocurre haber ingresado a este paciente”, o lo contrario); y por pacientes y familiares cuando su expectativa no satisfecha se asocia a una reclamación.

Y ocurre que el servicio de urgencias es el único servicio que no tiene regulada una especialidad médica para ejercer en él. Y solo en este servicio está ejemplar y normativamente obligada la aplicación de un sistema de triaje en el que la renta o la recomendación no significan prioridad. Y son los servicios más coordinados entre sí y también con los servicios de emergencias.

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