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Barreras físicas para frenar la inmigración

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mbenach27640024 gra030 melilla 22 10 2014 agentes de polic a junto a algu170215190148 / Francisco G Guerrero

La inmigración, actualmente en fuerte crecimiento, es sin lugar a dudas un fenómeno que marca la vida de muchos seres humanos. Esta situación se presenta principalmente por razones económicas y políticas. Por un lado, los individuos que emigran van más allá de su propio país natal para buscar mejores condiciones de vida; por otro, las naciones afectadas por la oleada migratoria, que frecuentemente carecen de las herramientas y de la voluntad política necesarias para enfrentar el problema, parecen inadecuadas para integrarse en nuevas culturas y, por consiguiente, recurren a estrategias inapropiadas para salvaguardar su presunta integridad nacional.

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Como confirmación de esta circunstancia, se quiere destacar cómo distintos países, a nivel mundial, para contener la inmigración utilizan métodos que la cultura moderna considera anticuados: la construcción de muros fronterizos. Por ejemplo, en el ámbito europeo se hace referencia a los 175 kilómetros de alambre de púas de Hungría-Serbia; existe también The Great Wall de Calais, una barrera costruida en el puerto francés para impedir que los inmigrantes asalten los transbordadores que cruzan el Canal de la Mancha. Otro ejemplo es la barrera Melilla-Marruecos construida en 1990, cuyo objetivo es detener a los inmigrantes que buscan un futuro, pasando por el enclave español en el Norte de África.

Por lo que se refiere a los confines extraeuropeos, el modelo por excelencia es el muro entre México y EEUU: no es un asunto nuevo para la política estadounidense, que de hecho viene ocupándose de dicha cuestión tan delicada desde hace décadas. No se puede negar que, muchas veces, los países de acogida no tienen los recursos suficientes para enfrentar esta emergencia migratoria. Sobre todo, por el hecho de que la mayoría de las naciones no se ha recuperado de la crisis económica del 2008.

Permitirles la entrada, sin limitaciones, a todos los sujetos que piden hospitalidad implicaría sustraer medios económicos necesarios para la recuperación del país. Además, hay que subrayar que la realización de estas barreras tiene un elevado coste, ya sea por lo que se refiere a su construcción, como a la vigilancia armada. ¿Este empleo de dinero podría ser utilizado de forma más fructífera para la gestión del fenómeno? Probablemente sí. Sin embargo, hay que señalar que muchos estados, que se definen voceros de la modernidad y de la globalización, no son capaces de seguir otras líneas que las que conducen a la necesidad de construir barreras físicas, destinadas a producir otros límites que tienen repercusiones en el imaginario colectivo social.

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