DONDE LAS DAN, LAS TOMAN // PATRICIA CASTÁN

Desembarco

PATRICIA Castán

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Barcelona no puede permitirse que muchos guiris se bajen de un supercrucero pensando que desembarcan en la capital del flamenco o que el mejor suvenir posible será un canario de la Rambla envuelto para regalo.

Mientras los hoteles barceloneses viven días de vacas flacas y Turismo de Barcelona intenta reavivar el fuego convenciendo a nuestros vecinos europeos y hasta a los millonarios rusos, chinos e indios de las maravillosas virtudes de la capital catalana para que vengan raudos a gastar su dinero, solo un segmento turístico funciona a toda vela: los cruceros. Esta modalidad de viaje que cada vez tiene más adeptos no solo nos ha erigido --con dos millones de viajeros-- en primer puerto de cruceros de Europa y quinto del mundo, sino que arrastra a miles de extranjeros a pasar unos días en la ciudad. Otros, por desgracia, solo hacen escala unas horas y, si no llevan buenas guías, deben fiarse del pequeño folleto de dos hojas que la mayoría de compañías preparan para sus viajeros y depositan sobre su almohada la víspera de la escala.

Pero ¡horror!, vista la información proporcionada por muchas navieras, no es de extrañar que los estadounidenses vuelvan al barco al caer la tarde ataviados con los horripilantes sombreros mexicanos baratos que venden en muchos puestos de recuerdos, o con dos tristes castañuelas erigidas por despiste en signo de identidad catalán. Ignorancia aparte, los incautos viajeros --sobre todo los que se preocupan más del shooping local que de la ruta cultural-- son víctimas de recomendaciones tan peregrinas como disfrutar de un buen zapateado en la ciudad de Gaudí, o de "comprar monos y canarios" en las tiendas de Barcelona. Lo surrealista es que en una escala andaluza, por ejemplo, se encuentran con la sugerencia de deleitarse con "un buen Priorato" --reza un folleto de Málaga--, animar el tapeo con el tradicional "pan con tomate" (sin comentarios) y rematar el ágape con una gustosa crema catalana. Pobre del yanqui o el inglés (predominantes en muchos buques) que intente buscar semejante menú al sur de España. Seguro que pierde el barco.