Todavía hay motivos para creer en la bondad humana

Hace unos años, mi madre viajaba a Dublín para verme después de Navidades. Perdió su cartera en el aeropuerto, y tuvo que retrasar el vuelo unos días para recuperar su DNI, tarjetas y demás. Su preocupación, sobre todo, yacía en los 500 euros en efectivo que llevaba para darme durante su visita.

Inesperadamente, el día antes del vuelo, un señor se presentó en su casa. Un taxista acompañado de su mujer, embarazada y en paro, ambos de Marruecos, que encontraron su cartera y decidieron devolvérsela en mano, con todo lo que llevaba dentro. Pues bien, lo excepcional de esta historia no es que sean extranjeros, a los que por cierto se les juzga diariamente por su país de orígen (sigo sin entender por qué). Lo excepcional de esta historia es que pensaba que ya no quedaba gente 'buena' en este mundo.

Me encantaría saber qué hubiera pasado si cualquier otra persona, independientemente de su nacionalidad, hubiera encontrado la cartera de mi madre. Esta pareja me devolvió la fe en la humanidad.