Rubí no es como esperaba

Como tanta otra gente, recientemente me encontré huyendo de los precios de alquiler de Barcelona al extrarradio, y me asenté finalmente en Rubí. Pensé que, al menos, al no ser Barcelona sería un lugar más tranquilo y agradable, pero no pude estar más equivocado. Pese a vivir en una calle poco transitada, las molestias de ruido son constantes: Un día pasa el afilador anunciándose a todo trapo con un altavoz; si no es el afilador es el tapizador. Otros días es un músico callejero que cree tener que imponer cuándo y qué música debemos escuchar. Y absolutamente todos los días a todas horas suenan bocinas de coches pitando porque alguien ha aparcado en doble fila y no les deja salir. El colofón lo ponen unas obras que se empeñan en hacer ruido incluso el domingo, con unos martillazos que retumban por toda la finca. He hecho llegar mi queja al ayuntamiento, pero jamás me ha respondido.

A todo esto, pese a ser una ciudad muy bien comunicada, a menos de media hora de Barcelona con el servicio frecuente y fiable de los FGC, y con siete líneas de bus urbano, parece que todo el pueblo no es más que un único gran párking. Pequeñas callejuelas con unas aceras diminutas por las que apenas se puede caminar (completamente intransitable para alguien en silla de ruedas) aun así disponen de no una sino dos hileras de coches aparcados.

Resulta que los buses urbanos a su vez tienen unos recorridos tan absurdos y unos horarios tan lamentables que su utilidad es muy limitada. Creo que jamás he visto un bus urbano con una ocupación significativa. Ni siquiera se han molestado en coordinar la línea de bus que va a la estación de Renfe, algo apartada del pueblo, con los trenes de la línea R8, la única que no pasa por Barcelona, que circulan solo cada hora.

Me da la impresión de que muchos alcaldes del excinturón rojo se han pasado mucho tiempo descansando sobre sus laureles y una ciudadanía poco exigente, y no se han puesto las pilas para que sus municipios sean lo mejor que pueden ser. Rubí me parece un pueblo que está completamente estropeado por unas pésimas políticas de urbanismo, movilidad y convivencia, cuando aun a falta de un particular encanto Rubí podría ser al menos un lugar tranquilo para vivir. Me da la impresión de que yo, como recién llegado, tengo más interés por el bienestar de Rubí que mucha gente que llevará más tiempo viviendo aquí, pero que trata a su pueblo como poco más que un párking y un dormitorio.