¿Qué aprendimos de la guerra civil?

Mi abuelo era republicano y luchó como tal en Barcelona. No sentía la política dentro de él, pero en aquel entonces tuvo que elegir y luchó por ello, pasando un año en un campo en Francia por ser republicano. Mi abuela era de Salamanca y Barcelona la acogió; casi murió asesinada por un republicano, pero la bondad de una mujer la salvó.

¿Quiénes eran mejores? Era una guerra civil, y en una guerra nadie gana. Solo después de un rastro de miseria y muerte queda un vencedor, y ese es el que escribe la historia. Pero se supone que de lo malo se aprende o eso creía yo.

Vivo en Catalunya aunque antes nadie me preguntaba de dónde era, o si lo hacían era por mera curiosidad. Ahora, lo primero que la gente te pregunta es de dónde eres para etiquetarte como 'catalana' y los catalanes lo primero que quieren saber es si eres independentista o no. Si lo eres bien, y si no lo eres te llaman facha. Yo jamás pensé que después de todo lo que hemos pasado, tendría que elegir un bando, jamás tuve necesidad de decir de dónde era o cómo me sentía. Siempre pensé que lucharíamos por causas como la paz, por una sanidad mejor, en contra de la corrupción...

Hoy me pregunto: ¿Por qué ya no se lucha por esto? ¿Por qué aquí, en Catalunya, hace años que no gobierna nadie? ¿Dónde está esa gente que piensa como yo, que no tiene necesidad de sacar una bandera, que lo único que quiere, simplemente, es un sueldo y una vida digna? También me pregunto cómo cambió todo tanto en estos años. En el 2010 se celebraba la victoria del mundial en Barcelona, aún recuerdo el metro lleno de gente celebrando esa victoria, y hoy, siete años después, esa misma gente se esconde o ha cambiado de parecer. ¿Dónde están esos millones de personas que se esconden, esa mayoría silenciosa, como algunos nos llaman? Ese resto de gente que cree que es mejor poner puentes que barreras.

En el pasado luchamos porque estábamos divididos. Más 80 años después, no hemos aprendido nada: hoy Catalunya está dividida.