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Pasen y vean

Manuel Grima Reyes

Bienvenidos al espectáculo de la democracia. Ayer asistimos al primer acto de una obra llamada ‘Cambio’ que tuvo pocos espectadores. Y eso que votar no tiene IVA cultural. Desgraciadamente, la participación electoral sigue siendo una asignatura pendiente en este país. Al hastío político no se responde con indiferencia, sino en las urnas, las calles y las redes. Por eso hoy toca predicar con el ejemplo.

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Ya nadie puede negar que el panorama político español está cambiando. Las dos grandes fuerzas políticas siguen dominando en la mayoría del país, sí, pero necesitan pactar. Bendito verbo. A partir de ahora toca analizar los resultados de cara al segundo acto, las Generales de final de año. La lectura parece clara: el PP ha tocado fondo y ya no perderá muchos más votos, los que quedan son fieles, innegociables. De Ciudadanos dependerá fragmentar la derecha en dos fuerzas o, por el contrario, incumplir su palabra y pactar con los populares.

A la izquierda del escenario PSOE y Podemos están obligados a entenderse si quieren sumar más escaños que una posible alianza PP-Ciudadanos. Los socialistas, desde la irrupción de Podemos, han dado un paso a la izquierda y ya han manifestado abiertamente su intención de liderar un frente de izquierdas para acabar con Mariano Rajoy. En este caso la pelota está en el tejado de los de Pablo Iglesias, que tendrán que decidir si ser fieles al pueblo y renunciar a pactar con la ‘casta’ o traicionar sus principios, tragarse sus críticas y ceder un poco en favor del PSOE para evitar que gobierne la derecha. Hagan lo que hagan traicionarán a una parte de su electorado, pero ponerle al PP el Gobierno en bandeja de plata se me antoja imperdonable. No se trata de que Podemos sea el partido bisagra del PSOE y viceversa, se trata de que ambos partidos construyan puentes sobre la enorme brecha que existe entre la ciudadanía y los políticos. Es la voluntad que los españoles han expresado en las urnas y prueba de ello es el éxito de las coaliciones de izquierda. Se puede decir más alto pero no más claro: no a las mayorías absolutas y al partidismo, sí a los pactos. En sus manos está gestionar los votos recibidos para vencer a la política inmovilista del PP.

Mientras tanto, os invito a ser partícipes de este magnífico espectáculo que es la democracia para que, cuando se abra el telón del segundo acto, podamos ser artífices de un país mejor. 

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