Sin banderas ni credos

Hace ya más de 49 años que nací en Galicia, pero de muy pequeñito emigré a Euzkadi y allí, durante casi 30 años, pude vivir lo mejor y lo peor de un gran pueblo y una mejor gente. Sin embargo, no paré allí y llevo viviendo aquí, en Catalunya, desde hace ya más de 24 años. ¿Tantos?

Soy un hombre sin banderas ni credos, salvo el mío, aquel que llaman familia y amigos. Nunca fui de ningún sitio... En Galicia era el vasco; en Euskadi, el gallego; en Catalunya, castellano-gallego-vasco... ¿Qué mas da? ¡Nunca me importó! Siempre me sentí en todos sitios muy bien tratado. 

En mi familia hay de todo: derechistas muy de derechas, izquierdistas radicales, nacionalistas gallegos, centristas y algún anarquista de tinta y pasquín barato. De pequeño escuché historias de malos que eran muy malos. Falangistas y comunistas, anarquistas y todo tipo de sectarios que sacaban a gente de sus casas a rastras para luego jamás encontrarlos.

Soy reacio a creer que una frontera sea solución para el pueblo. Por supuesto, siempre lo será para el que manda, ese que desde Madrid o desde la Cerdanya tiene el culo bien cubierto... Unos por estar en las Castillas bien sentados, y otros por tener el dinero en paraísos bien guardados y ambos por tener empresas en esos países mal llamados low cost. 

Pase lo que pase en Catalunya, ganarán los de siempre. Esos que, a río revuelto, siempre ganan... Dinero llama dinero y pobreza vendiendo paga. Y aquí, amigos, pescarán todos, catalanes de Pedralbes y castellanos de la Castellana, porque ellos siempre tienen caña.

Qué ignorantes somos. En vez de exigir más por menos, dejamos que estos que nos gobiernan (unos y otros, que se me entienda) nos vendan que para ser felices hay que hacer más para conseguir menos... ¿Qué mas da que la razón sea la deuda o la independiente bandera?

No corren tiempos de grises... Blancos y negros recorren los campos, exterminando la crítica a la voz de indepes o unionistas... esbirros, 'botiflers' o leales vasallos... Gritos rabiosos para encender a las masas. No corren tiempos de grises sino de blancos paños que tapan los ojos de todos los que, a pies juntillas y sin crítica alguna, seguimos dictados y soflamas, propagandas y demagogias paridas por personas muy pero que muy bien pagadas y que, como en tiempos pretéritos, nunca al frente de la batalla marchan. No corren tiempos de grises, sino de negros nubarrones; dos bandos, cada vez más sordos, cada vez más ciegos... hojarasca seca, muy seca, ávida y preparada como oportuna mecha que día a día todos estos pájaros preparan.