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Falsa ética: el truco del abogado mediático

 

  / EFE / ÓSCAR CORRAL

Recientemente hemos conocido que el abogado de El chicle  ha renunciado a su defensa. El motivo ha sido porque la autopsia realizada a Diana Quer ha certificado que la chica murió estrangulada y no atropellada como profería el asesino-homicida confeso en alguna de las versiones declaradas.

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La mencionada renuncia, alude el letrado, se debe a la honestidad y la fe en su cliente. A bote pronto parece algo muy loable. Un abogado con principios que tiene la ética y profesionalidad de no defender a presuntos asesinos y agresores sexuales despiadados (por lo menos a éste). Pero, ¿seguro que todo es honestidad, principios y ética profesional?

Es evidente que no existe un medidor objetivo de la ética y la honestidad. Es más, en el caso planteado todo lleva a indicar que ese letrado es un abogado íntegro y con principios. No obstante, si echamos la vista atrás, concretamente unas tres semanas, nos encontramos con un señor, El chicle, que en una de sus primeras versiones, sin abogados de por medio, ya hablaba de estrangulamiento. Un individuo que reconoció haber tirado un cuerpo en un pozo, el cual, pista importante (incluso para abogados), se encontraba atado a una piedra para no salir a flote y con unas bridas.

La figura del abogado, una vez ostenta la defensa de su cliente, tiene acceso a un atestado policial con todo lujo de detalles y a un avance forense (sin lesiones ni huesos rotos fruto, por ejemplo, de un atropello) que dan indicios más que claros de que la versión de El chicle, la del atropello, no se ajusta demasiado a la realidad.

¿Qué pasa entonces? ¿En ese momento no había suficientes indicios o pruebas que acreditaban que la chica fue asesinada y no atropellada? Yo creo que sí y que, tal como se expone en el párrafo anterior e independientemente de la autopsia que lo certifica, la presunta ética del letrado va un poco tarde. Se trata de una falsa ética que le ha ido muy bien para obtener publicidad y minutos de televisión, y una vez se ha quedado sin argumentos para la versión del atropello es el momento de sacar el comodín de la ética profesional y la honestidad, y pasarle la patata caliente a un compañero (probablemente de oficio).

Ustedes que opinan. Les invito a hacer esa reflexión: Lo de este letrado qué ha sido, ¿ética profesional o interés laboral y oportunismo?

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