La competitividad por el físico

Como adolescente que soy, entro sin darme cuenta cada día en conversaciones en las que se critica los pantalones o el nuevo corte de pelo que lleva la chica que se sienta en primera fila.

Hoy, después de uno de estos comentarios seguido de las tímidas risas, me he parado a pensar: ¿qué nos aporta todo esto?¿Por qué lo hacemos? He llegado a la conclusión de que nos hace sentir superiores. Y es que, no queremos herir a la tercera persona, solo deseamos posicionarnos un nivel por encima, ya sea por tener un mejor físico o un mejor gusto a la hora de escoger nuestra vestimenta del día.

¿A qué se debe esta voluntad de querer siempre pasar por delante de los demás? A nuestra sociedad. Nos hemos convertido en un grupo social muy competitivo donde solo los mejores triunfan y nadie quiere quedarse atrás a vivir una vida mediocre. Esto lo hemos trasladado a nuestra imagen, que es aquello que ven de nosotros y lo único que pueden juzgar los demás sin llegar a conocernos; desembocando en un ansia por aparentar tener vidas perfectas, de la cuál se alimentan las nuevas redes sociales y los comerciales televisivos, entre otros. Nos ofrecen una visión distorsionada de la posible realidad de seres humanos que, al fin y al cabo, tienen la misma preocupación que todos nosotros: llegar a lo más alto cueste lo que cueste.

Tras esta reflexión, me planteo si es sano vivir en un mundo donde el único objetivo es pisar al de al lado para subir un nuevo escalón. ¿No sería mejor colaborar entre nosotros para conseguir una meta común?