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Badalona: playas de bandera roja y amarilla

El col·lector de Badalona en el punt que arriba a la platja.

El col·lector de Badalona en el punt que arriba a la platja. / CIU

Aniceto Ramírez Vilches

En el Museu de Badalona, antigua Baetulo, se pueden visitar además de las antiguas termas romanas del siglo I a.C.,  calles, tiendas y hasta tres conjuntos de viviendas de la época romana. No pasan desapercibidas al visitante las cloacas que construyeron los pobladores de entonces para facilitar las condiciones de vida de los que allí residían.

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Unos 2.100 años después y ya con unos 216.000 habitantes, inimaginables en el siglo I a.C., las necesidades de infraestructuras urbanas son otras. La singularidad de los escasos 21 km2 que ocupa la ciudad viene dada por la multiplicidad de rieras que descienden de la Sierra de la Marina, rieras que cuando entran en la ciudad ya están canalizadas.

Lamentablemente, para la canalización de estas rieras se aprovechó la red de cloacas de aguas residuales de la ciudad, por lo que Badalona es una de las pocas poblaciones en las que existe una única red de canalización de alcantarillado, red que sirve tanto para las aguas residuales de viviendas e industrias como para las aguas de lluvia, aguas que van a parar al denominado colector de Levante, insuficiente para absorber cuando hay episodios de lluvia el caudal que se genera. Esta situación provoca que cuando llueve en Badalona, los diferentes aliviaderos, trece en total que tiene el colector, viertan el agua llena de residuos que flotan en ella directamente a las ocho playas que tiene la ciudad actualmente. A destacar que en el año anterior eran nueve las playas que había contando la del barrio de La Mora, que este año han hecho desaparecer mediante la construcción de un espigón de rocas destinado a proteger de los temporales precisamente al colector de Levante, que en lugar de estar soterrado en esa zona, sale a la superficie. Los casi cinco kilómetros de playas que podríamos disfrutar quedan inservibles para el baño o la pesca después de cada episodio de lluvia que supere los dos litros por metro cuadrado.

En pleno siglo XXI, en una ciudad europea, con un presupuesto municipal de 160 millones de euros, con una renta per cápita de unos 24.000 euros y, a pesar de que existe un Plan Director de alcantarillado desde hace casi una década, en el que se contemplaba la construcción de cinco depósitos de contención de aguas de lluvia con una capacidad de 180.500 m3 y diez depósitos antidesbordamiento del colector de Levante con una capacidad de retención de hasta 90.000 m3, hasta la fecha tan solo se ha construido uno de los cinco depósitos de contención de 30.000 litros, y gracias a que fue sufragado hasta en un 80% por los fondos estructurales de la Unión Europea, depósito insuficiente a todas luces, ya que en lo que llevamos de mes de agosto hemos tenido más tiempo las banderas roja y amarilla ondeando en nuestras playas, que la bandera verde.

Resulta paradójico que 22 siglos atrás Badalona contara con una de las mejores redes de alcantarillado del mundo, tal y como atestigua el Museo de nuestra ciudad. Tan solo sus habitantes deberíamos habernos limitado a realizar las inversiones oportunas en los momentos adecuados, ¿mantenemos el error o lo solucionamos?

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