EMPLEADOS DE BANCA

Las heridas siguen abiertas

Los focos del 27-S la alcanzan solo de refilón, pero la crisis, digan lo que digan las grandes cifras, sigue ahí para la gente, alertan los empleados de banca

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JOSEP SAURÍ

"No es cierto que estemos saliendo de la crisis". Diagnóstico de primera mano, desde la primera línea de fuego del sistema financiero, la trinchera del mostrador de una oficina bancaria, en contacto diario con familias y empresas en apuros o directamente hundidas. "El PIB y las cifras macroeconómicas se recuperan, sí. A algunos les va muy bien, las tiendas del paseo de Gràcia venden y no cerrará ninguna, pero otras muchas empresas siguen haciendo ERE. Y si alguien encuentra trabajo, suele ser precario", explica José Luis Rovira, barcelonés de 54 años y con 36 de experiencia en la banca. "No se puede decir que salimos de la crisis si no se reducen las desigualdades brutales que hay, si la gente de a pie sigue sin sentir que se está saliendo", corrobora Álex Gaya, de 32 años y de Barcelona, gestor de negocios para una entidad bancaria.

La crisis sigue ahí para la gente. Este es el contexto en el que Catalunya afronta el 27-SAna María González (60 años, de Sant Cugat, prejubilada hace dos años después de 36 en el sector) lo hace ilusionada con la independencia: "Creo que la tenemos al alcance de la mano y que con ella mejorarán muchas cosas". Ana María nació en Sevilla, pero vive en Catalunya desde los 5 años, y reivindica «la defensa de una cultura, una lengua, una manera de hacer, históricamente anuladas y pisoteadas». Y el factor económico, claro: "Damos mucho y recibimos muy poco".

AGRAVIOS

"En los agravios podemos estar de acuerdo", dice José Luis, que incluso añadiría más: "el corredor mediterráneo, el puerto, Rodalies, La Sagrera, los tramos de vía sin desdoblar, la B-23, los peajes...". Todo ello le hace sentirse "ciudadano de segunda". "Si somos España, aquí hay siete millones y pico de españoles abandonados», afirma. Con todo, su apuesta es «por un nuevo proyecto de España, una España distinta». Y por un debate de verdad, «no solo la ilusión por un lado y el 'no' a todo y la profecía del apocalipsis por el otro". Álex coincide en ello, convencido de que "hay otras maneras de resolver esto" que no supongan la ruptura.

En todo caso, para los tres las heridas aún abiertas de la crisis son una prioridad. No parece que lo sean tanto en el debate en torno al 27-S, cuyos focos solo las alcanzan de refilón. Para el 'sí'la independencia dotaría a Catalunya de los instrumentos para restañarlas, aunque Ana María tiene claro que "no será fácil, habrá momentos duros". La Moncloa y aledaños pregonan que las incertidumbres que genera el soberanismo son la más grave amenaza para la recuperación. "Es el discurso del miedo. Todos los problemas se pueden resolver. Los intereses económicos no tienen fronteras", replica José Luis.

DOBLE CASTIGO

Una crisis, a todo ello,  que golpea con dureza y por partida doble a los propios empleados de banca. Por un lado, por el desplome de la reputación del sector, percibido como uno de los grandes responsables del descalabro y beneficiario de un rescate con dinero público en paralelo con los recortes sociales y el naufragio de familias y empresas; y señalados ellos mismos por malas praxis en casos tan dolorosos como los de las preferentes. "Es cierto que gente sin conocimientos financieros confiaba en el empleado de banca como asesor personal, y que se vendían productos, como las preferentes, que ofrecían buena rentabilidad y previsión de mantenerla, y que ni el mismo empleado sabía que podían fallar; le venían con directrices de arriba", dice Álex. Una directiva europea del 2007 obliga a adaptar el riesgo al perfil del inversor y regula qué información recibe este. "Eso da seguridad jurídica al cliente y también al comercial; antes era la palabra de uno contra la del otro", añade.

A su vez, los empleados de banca figuran entre los principales damnificados: sus condiciones laborales se han deteriorado -incluida una notable caída de salarios y otra en ciernes, propuesta por la patronal cara al próximo convenio colectivo- y les han llovido los ERE y los cierres de sucursales, unas 2.500 en Catalunya, un tercio de las que había en el 2008. "En tiempos de vacas gordas se abrieron muchas para facilitar el acceso a más clientes. Ahora hay unos objetivos de oficina, como núcleo de negocio. Si la oficina es rentable, bien; si no, se cierra", explica Álex.

¿OTRA BURBUJA?

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 Menos aún se habla en esta campaña de la transformación del modelo económico que supuestamente debía hacer imposible una nueva burbuja. "Se nos llena la boca de I+D, pero seguimos igual: tocho, turismo y nada más", sostiene José Luis, Los pisos vuelven a subir entre el aplauso general y el mercado hipotecario sigue sin estar regulado, alerta: "Mañana mismo cualquier banco puede volver a financiar el 120% del valor del inmueble, o lo que le dé la gana". "Así empezó todo. Los precios subían y subían, y la gente se endeudaba pensando que en el peor de los casos revenderían a un precio mayor", recuerda Ana María.

Así las cosas, los tres consensúan su lista de peticiones, "que vale para cualquier Gobierno, sea español o de la Catalunya independiente": límites a la financiación y de plazo de los créditos hipotecarios, control de las tasaciones, formación en cultura financiera en la ESO -"que los chicos sepan lo que significa endeudarse"- y un gran pacto para destinar los pisos vacíos propiedad de la banca a alquiler social.